miércoles, 18 de mayo de 2011

5 MINUTOS

La habitación es cálida. Los rayos del sol son intrusos que entran por la única ventana del lugar. Pero las paredes, imponentes, no dejan que ninguno se escape. Es una sensación agradable y de ahogo a la vez.

Vos estás ahí, respirando profundamente en tu cama. No sé en qué pensás. Puede ser en nosotros, puede ser en otra, puede ser que no pienses en nada y solo duermas. Pareces feliz.

Un rayo de sol va y viene por tu mejilla. Una imagen linda e infantil al mismo tiempo.

Parece otro lugar, otra hora, otro día, otro año. Parece otro momento.

Los arboles del exterior le dan un tinte fantástico a la escena. Se escucha una música. No sé quien ni qué es, pero me resulta conocida. No importa, pega con el momento así que no me molesta.

Parece no haber vida fuera de las paredes.

Congelaría el tiempo en este momento. El sol acompañando tus pensamientos o sueños.

Es interesante observarte. No puedo descubrir si dormís o pensás, por un momento me gustaría leerte el pensamiento.

Hasta el aroma de la habitación se siente atractivo. Una mezcla de tres de la tarde, nubes y primavera.

Me río. Me gusta estar ahí. Mirando. Soy feliz.

Suena el teléfono. Se siente como algo completamente ajeno al paisaje, molesta. Un sonido intruso.

Abrís los ojos, me miras, sonreís y contestas, pero no escucho lo que decís.

Yo me quedo sentada, mirandote, tratando de recordar el instante anterior.

NOCHES PALIDAS

La noche estará agradable y correrá una suave brisa. Usted, señor elegante que vino por negocios, estará escondido en alguna habitación probando las noches de China.

Seguramente pedirá que la luz este encendida. Así es como le gusta en su país.

Serán dos, y de las mejores de la ciudad, las que lo atenderán. Pálidas y hermosas una llevará un vestidito diminuto, de color rojo. La otra lo esperará desnuda en la cama.

Le gustará el sillón rojo y en este dejará que la pálida chiníta de camisolín lo transporte lejos de allí.

El clima estará acalorado, pero el frío que entrará por la ventana abierta le erizará la piel. Esto le agradará.

Observara a la otra muchacha esperarlo en la cama y pensará por que son tan pálidas y pequeñas, y la vez tan expertas. Creerá que es cultural.

Las flores te observarán desde la mesita de luz y pensaras en tu esposa, en comprarle un ramo de flores mañana por la mañana antes de entrar a casa.

Te despediras del sillón y pasaras a la cama. No recordarás mucho. Solo el suave aroma de la piel desnuda de la chinita.

Te levantarás y no habrá nadie en tu habitación, solo un aroma que no sabrás de donde vendrá, pero te recordará algo existió.

Y volarás a tu país. Donde jamás volveras a oler ese aroma.